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Los océanos proveen la mitad del oxígeno que respiramos y proporcionan alimentos y medios de vida para más de mil millones de personas. También albergan una maravillosa variedad de especies silvestres, desde el pequeño plancton hasta la criatura más grande que ha existido: la ballena azul.
Pero nuestros océanos están en crisis.
Siglos de explotación excesiva y negligencia amenazan con dejarnos con un vasto páramo azul. Es hora de cambiar la forma en que vemos nuestros océanos: de un lugar donde tomamos lo que queremos y desechamos lo que no, a un recurso compartido de inmenso valor y fragilidad.
Los océanos pueden parecer interminables, inagotables e indestructibles, pero la verdad es que están en serios problemas.
Ya hemos perdido la mitad de nuestros arrecifes de coral y manglares, algunos de los hábitats más productivos del planeta. Y hemos conducido a muchas poblaciones importantes de peces al borde del colapso, amenazando los medios de vida y la seguridad alimentaria de las personas y perjudicando a otras especies, como aves marinas, tortugas y delfines.
Las áreas costeras están más densamente pobladas que otros lugares de la Tierra, y aquí se encuentran algunos de los recursos naturales más valiosos. Así que no es de extrañar que en estas zonas es donde los problemas son más severos. La pérdida de arrecifes, manglares y lechos de pastos marinos deja a las comunidades costeras vulnerables a la erosión, las tormentas y la escasez de alimentos.
La contaminación, desde plásticos hasta derrames de petróleo y agroquímicos, también daña la naturaleza y contamina las cadenas alimentarias. Y el cambio climático está causando que el océano sea más cálido y más ácido, lo que podría significar un desastre para los arrecifes de coral, las regiones polares y la rica variedad de especies que sostienen.
La extraordinaria diversidad de vida en los océanos, los servicios que nos brindan y la alegría y asombro que inspiran no tienen precio. Pero los océanos también tienen un valor económico masivo.
Según una estimación conservadora, los bienes y servicios que proporcionan, desde la pesca hasta el turismo y la protección costera, valen al menos US $2,5 billones por año. Eso convertiría a los océanos en la séptima economía más grande del mundo. Y podrían desempeñar un papel aún más importante en el sustento de las personas en los países en desarrollo, pero solo si los usamos de manera sostenible.
Protegerlos paga enormes dividendos. Sabemos también que a menudo pueden recuperarse. Hemos visto la recuperación de poblaciones de peces gracias a una mejor gestión, mientras que las áreas marinas protegidas han creado empleos e impulsado el turismo tras revivir la naturaleza.
Estamos trabajando con todos, desde comunidades pesqueras hasta jefes de Estado, para desatar una ola de apoyo para nuestros océanos.
Al destacar la importancia de los océanos saludables, estamos trabajando con comunidades, gobiernos y empresas (incluyendo la industria financiera) para retirar el apoyo a actividades perjudiciales e invertir en la creación de un medio ambiente marino saludable.
Estamos protegiendo y restaurando ambientes costeros críticos como arrecifes de coral y manglares. También estamos impulsando un esfuerzo global masivo para terminar con la contaminación plástica, centrándonos en industrias clave y ciudades importantes.
Otra prioridad es hacer que la pesca sea sostenible: mantener suficientes peces en el mar y minimizar los impactos sobre los hábitats y otras especies. Finalmente, estamos apoyando a las comunidades costeras, en particular en los países en desarrollo (apoyando la gestión de sus recursos marinos) y usando nuestra influencia con la industria, los gobiernos, los minoristas y los consumidores para hacer una verdadera diferencia.